En el marco del convenio de colaboración que Wireless Galicia mantiene con la Universidade de Santiago de Compostela para la investigación en el ámbito de la contaminación lumínica, el pasado mes de julio desplegamos un punto de monitorización continuada en el centro de Vigo, que ya forma parte de la Red española de estudios sobre la contaminación lumínica (REECL). El objetivo principal de esta red temática consiste en vertebrar un espacio que reúna a los investigadores que estudian la contaminación lumínica en España, elaborando mapas de brillo de fondo de cielo en zonas particularmente interesantes y creando un foro de discusión científica y técnica entorno a este preocupante fenómeno. A continuación podemos ver el elemento de sensorización de contaminación lumínica y la gráfica de brillo nocturno de la noche del 26 de septiembre.
Esta línea de investigación da continuidad a los trabajos que Wireless Galicia viene desarrollando en los últimos años en el campo de sensorización inteligente aplicada al medioambiente.
¿Qué es la contaminación lumínica?
En términos científicos, por contaminación lumínica se entiende la alteración de la oscuridad natural del medio nocturno producida por la emisión de luz artificial. Según el Vocabulario Internacional de Iluminación de la Comisión Internacional de la Iluminación (CIE) la contaminación lumínica es un término genérico que indica la suma total de todos los efectos adversos de la luz artificial. Se trata de uno de los problemas ambientales que más se ha incrementado en los últimos tiempos, debido fundamentalmente al alumbrado nocturno de exteriores y con una localización asociada al medio urbano, pero con repercusiones de largo alcance. Sus impactos negativos son muy evidentes y afectan no sólo al paisaje y los ecosistemas, alterando su biodiversidad, sino también a la salud humana.
Los mapas globales de contaminación lumínica disponibles indican que, alrededor del 83% de la población mundial y más del 99% de la población de Europa y Estados Unidos viven bajo los efectos de la contaminación lumínica (esto es, donde el brillo del cielo causado por luz artificial en el cénit es >14 μcd/m2). Debido a esto, la Vía Láctea no es visible para más de 1/3 de la humanidad, incluyendo el 60% de los europeos y cerca del 80% de los norteamericanos (Falchi, F., Cinzano, P., Duriscoe, D., Kyba, C.C.M., Elvidge, C.D., Baugh, K., Portnov, B.A., Rybnikova, N.A., Furgoni, R. 2016, The new world atlas of artificial night sky brightness. Sci. Adv. 2, e1600377. (doi: 10.1126/sciadv.1600377)). Se trata de un factor de degradación del entorno natural de origen artificial que afecta al paisaje y los ecosistemas de todos los espacios naturales protegidos existentes, y en particular en los situados en las inmediaciones de entornos urbanos.
La contaminación lumínica afecta de manera específica a todas las especies que desarrollan su vida activa total o parcialmente en un medio nocturno, siendo conocidos ejemplos de muy diversos grupos taxonómicos como mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces, invertebrados y plantas (véase Rich, C. & Travis Longcore, T. Ecological Consequences of Artificial Night Lighting, Island Press, 2005).
Además de estos problemas, la iluminación artificial es una gran consumidora de recursos energéticos. El consumo total de energía en España para alumbrado público asciende a 3.400 GWh/año, lo que se traduce en 475 millones de euros y en 1,5 millones de toneladas de CO2.
Referencia: Red española de estudios sobre la contaminación lumínica (REECL)
Imagen destacada: World map of artificial sky brightness, The-new-world-atlas-of-artificial-night.